El abuso de denuncias falsas por malos tratos en el ámbito familiar
Cuando la mentira tarda en descubrirse
Carlos Caldito Aunión. Badajoz
Cartas al Director: 31 marzo 2006
Como es conocido por todos, en los últimos años han aumentado considerablemente las denuncias por violencia doméstica. La mayor parte son promovidas por uno de los cónyuges contra el otro (generalmente la mujer contra el varón) en situaciones de separación o divorcio especialmente “tormentosos” o destructivos...
Hay quien habla ya de una verdadera “industria” de denuncias de malos tratos, abusos sexuales, etc. encaminadas a inclinar la balanza a favor de uno de los dos cónyuges litigantes, alejar a los menores del otro progenitor, etc. (La Juez Decana de los Juzgados de Barcelona ha llamado la atención sobre este particular en múltiples ocasiones y en fechas recientes, con el consiguiente revuelo en el ámbito judicial y las protestas de determinados grupos feministas; luego han sido muchos los jueces y fiscales que se han manifestado en los mismos términos) ¿Cómo hacer para que quienes realmente están necesitados sean tenidos en cuenta y cómo evitar que la proliferación de denuncias falsas conduzca al descrédito de cualquiera de ellas, como ya está pasando desgraciadamente?
De la violencia intrafamiliar se ha hablado siempre, pero era un secreto casi total hasta hace bien poco, es mas todavía sigue siendo tabú. Siempre se ha considerado que las diversas formas de violencia existentes en la familia eran algo tolerable y hasta cierto punto una cuestión “normal”, e incluso “educativa” o necesaria. Siempre se ha justificado de un modo u otro, y si acaso cuando se ha hablado de ello era para decir que “los trapos sucios mejor lavarlos en casa”.
El derecho de toda persona (menores, adultos, ancianos, padres, madres, hijos, hijas, abuelos, etc.) a que su integridad sea respetada, a que no se le violente de ningún modo, a que su persona sea vista como tal y no como propiedad de otro, son avances que las leyes han ido introduciendo en la Sociedad, con sus facetas pedagógica y ejemplarizante. Avances que se complementan con sanciones para quienes transgreden las conductas comúnmente aceptables. Estas sanciones suelen ser desde la prohibición de acercamiento del maltratador a su víctima, hasta la supresión de la patria potestad cuando se trata de padre-hijo, o madre-hijo. También hay lugares donde se determina el envío de los afectados a servicios terapéuticos o rehabilitadores de toda o parte de la familia...
El asunto del que venimos hablando se ha instalado entre nosotros en apenas los últimos quince años, no mucho más, como resultado del discurso repetitivo, y de forma “machacona”, por parte de determinadas organizaciones feministas radicales. Según el punto de vista de estos grupos feministas, la violencia intrafamiliar forma parte de un abuso y maltrato más amplio que tiene origen en la sociedad y familias actuales, que ellas denominan “patriarcales”, que permiten que el “pater-familia” siga manteniendo una posición hegemónica y también que use el poder en beneficio propio y en detrimento de la mujer...
Este esquema explicativo tiene una gran cantidad de verdad, pero aunque haya supuesto un gran paso el sacar la cuestión del terreno privado y pasarlo al ámbito de los derechos humanos, no deja de ser una visión discutible y también sesgada. Además, y esto es lo más preocupante a la vez que peligroso, es el único esquema explicativo que se ha instalado entre nosotros, convirtiéndose en el único posible (aquello del pensamiento único) y por supuesto excluyente de cualquier otro.
La práctica de esta versión, llamémosla “canónica”, ha reportado grandes beneficios a quienes se declaran sus fervientes seguidores: da lugar a congresos, simposios, publicaciones, ”planes periódicos de discriminación positiva”, subvenciones, estudios, encuestas, “observatorios”, viajes al extranjero, prestigio, y por supuesto: dinero, grandes cantidades de dinero... ¡Ah! Y mucha gente lucrándose a costa del dolor y de las miserias ajenos.
Aparte de los anteriores beneficios, también la versión “canónica” ha traído otros como:
- La denuncia de una mujer o de un menor por malos tratos o abusos siempre es veraz. Según “los expertos” ninguna mujer ni ningún niño miente en estos casos. Y quien piense lo contrario es que se está dejando llevar por vicios o estereotipos machistas y patriarcales. Es mas, no creer a la mujer o al menor es “revictimizarlos”
Cuesta creer que gente seria e instruida pueda manifestar semejantes insensateces. Pero lo peor de todo es que muchísima gente, temerosa de la versión oficial, “canónica”, lo han acabado creyendo o diciendo que lo creen.
- Es evidente que las mujeres y los niños también mienten, sin embargo, casi sin excepción sus denuncias suelen ser consideradas veraces por los “expertos” que trabajan en este ámbito. ¡Realmente esperpéntico, a la vez que ridículo!
- Hay otra cuestión que habitualmente se olvida en este contexto: “la alienación parental”, pero no es por ignorancia por lo que no se tiene en cuenta, pues bastantes estudios hay sobre ello, se “olvida” porque no concuerda con la versión “canónica”. Existen estudios de sobra respecto de cómo padres y “profesionales” influyen de forma sutil en los menores (consciente o inconscientemente, de todo hay) para propiciar diversas formas de “parentectomía” con el otro progenitor, para de este modo apartarlo de sus hijos. El SAP (Parental Alienation Syndrome) es un trastorno que se suele dar en contenciosos por la custodia de los hijos. Es el resultado del “lavado de cerebro” efectuado por parte de uno de los progenitores y de la contribución del niño a las calumnias hacia el otro progenitor. El progenitor que se queda con la custodia agrede de este modo al otro progenitor utilizando al hijo, hablándole mal de él y descalificándolo... Como resultado final el hijo acaba “creyéndose” y repitiendo lo que éste quiere para obtener su aprobación. La Alienación Parental es una forma de abuso y mal trato a los menores que suele derivar en denuncias falsas contra el padre no custodio...
- Los niños tienen verdadero pánico a ser abandonados, este temor se acrecienta frente a un padre “alienador” que manipula a su hijo provocando que el menor se vea en la tesitura de elegir entre ambos, para lo cual descalifica al progenitor ausente. En tales situaciones, lo corriente es que los menores imiten al padre alienador para no disgustarlo o para evitar sentir miedo a ser abandonado...
- Igualmente existen estudios demostrativos de que tanto en el caso de una mujer como en el de un menor, cuando han sido inducidos a denunciar falsamente algún tipo de violencia, esto suele derivar en un “convencimiento” que luego es muy difícil de contrarrestar o del que resulta especialmente complicado dar marcha atrás por parte de quien ha sido aleccionado... Es relativamente frecuente que los jueces, atemorizados por la perspectiva “canónica” y el enorme poder de sus acólitos dicten de forma especialmente precipitada (en algunos juzgados se llega a conceder el cien por cien de las peticiones de órdenes de alejamiento para supuestos esposos maltratadores) medidas cautelares impidiendo al supuesto padre abusador o matratador el contacto con su hijo o hija. A riesgo, claro está, de que posteriormente se descubra que el alejamiento era injusto y que éste era el propósito de la madre denunciante. Ocurre, desgraciadamente, que meses o años de incomunicación desembocan en rupturas de los lazos entre padres e hijos o alejamientos de por vida... La parentectomía está servida:
- Por lo general al padre no se le suele escuchar nunca. Los “expertos” ya lo han condenado anticipadamente.
- Las sentencias nunca son enmendables, la versión “canónica” sostiene que los matratadores nunca confiesan culpa alguna, y que cuando lo hacen y muestran arrepentimiento siempre mienten... Si confiesa es un maltratador, si no también, pues está mintiendo...
- Si el padre tiene “mala fama” en otros ámbitos de su vida cotidiana (trabajo, ocio, familia de origen, etc.) ello corrobora la denuncia. Y si no también, pues la versión canónica dice que los maltratadores suelen ser “buenos ciudadanos y aparentemente gente corriente”...
Se están contradiciendo principios básicos del derecho civil y penal, se está conculcando el derecho constitucional a la presunción de inocencia, se está denegando a un alto porcentaje de la población el derecho a un juicio justo. Hay que sospechar, o algo más que sospechar, que hay demasiados inocentes presos, hijos huérfanos, etc. por esta “ideología”.
Las secuelas de lo que hasta ahora he venido llamando versión canónica son tan destructivas como para que, afortunadamente se estén levantando voces de personas suficientemente lúcidas y experimentadas pidiendo sensatez y cordura en este ámbito, de manera que no se legisle de forma chapucera y precipitada como se pretende con la pretendida Ley gubernamental contra la violencia doméstica, y que por el contrario se aborden todas las formas de violencia intrafamiliar: de hombre a mujer, de mujer a hombre, de padres a hijos, de hijos a padres, e incluso de nietos a abuelos... Esto sería posible si se deja a un lado la instrumentalización política y el exhibicionismo actuales...
Gran cantidad de denuncias por malos tratos (de toda clase) “curiosamente” salen frecuentemente de algunos despachos de abogados y abogadas muy relacionados con la Asociación de Mujeres Juristas Themis y otros grupos de “mujeres progresistas”...También es interesante destacar que prestigiosos profesionales, tales como Ignacio Bolaños (psicólogo forense del Tribunal Superior de Justicia de Madrid), Mari Paz Ruiz Tejedor (Psicóloga de la Clínica Médico-forense de Madrid), Eugenio Garrido (Catedrático de Psicología Social de la Universidad de Salamanca) y otros han confirmado que las denuncias falsas de abusos a menores en casos de separación y divorcio oscilan entre el 35% y el 75% dependiendo de los diferentes estudios realizados...
Otra cuestión importante es el resultado del estudio realizado por la Plataforma contra el Maltrato Infantil en el que se refleja que el maltrato infligido a los menores es ejercido en un sesenta por ciento de los casos por mujeres y en el cuarenta por ciento por varones...